Marina oye roncar a Ricky, su secuestrador, a su lado. Creyendo que está dormido, se acerca a él para apoderarse de las llaves que pueden llegar a liberarla. Pero Ricky no está dormido. Eso solo lo sabe él mismo... Y el espectador que ansioso y boquiabierto devora la película. De pronto Ricki se mueve y Marina se vuelve, ronca, se hace la dormida... Ricky la mira, acechante...¿estará dormida?Está bien despierta, alterada, asustada...¿excitada? Hitchkock estaría orgulloso.
Antonio por fin ha conseguido su deseo. Por fin vuelve a estar a solas con Pablo. Tiene a la policía esperándole abajo, tras esa noche le espera la cárcel, la muerte, quién sabe...y a quién le importa. Está acostado frente al hombre al que ama, le mira a los ojos, le canta "Lo dudo", le hace el amor... que más da lo que venga después... Es el hombre más feliz de la Tierra. Está enamorado. Está con quien más desea. Y por unos instantes parece que sí, por fin, él también le corresponde. Todo es maravilloso
Dos de las películas más perfectas de Almodóvar, dos obras maestras. Dos peculiares odas al amor. A un amor marginal, pasional y apasionado. Dos de los mejores finales de la historia: Ricky y Lola cantan "Resistiré" en el coche bajo la emocionada y llorosa mirada de Marina "¿Por qué lloras? ¿No ves que ya nos llevamos bien?" Marina Osorio, la actriz a la que solo le quería su muñeco submarinista, por fin ha encontrado el amor. Por Dios, que dure para siempre... Algo que no podrá decir Pablo, llorando, prácticamente desnudo, con el cadáver de Antonio en brazos, bajo la luz de las velas que adornan el santuario de su hermana Tina y su sobrina Ada, repleto de fotos de estrellas clásicas y de cruces de mayo (aunque estemos en junio...). Todavía resuenan Los Panchos entonando "Lo dudo". Su hermana, su sobrina y los policías suben por las escalerillas de emergencia de la fachada en cuanto oyen el disparo. Ambas imágenes, tanto lo que sucede fuera como lo que ocurre dentro, son de una belleza desgarradora que estremece. Mientras que en el anterior, su belleza radica en el optimismo, en la ingenuidad e inocencia que, a pesar de todo les rodea, en su naturalidad, su frescura, su descaro...En el océano de posibilidades que se abre ante ellos.
Y antes de esos finales ha tenido lugar una escena de sexo antológica, llena de heridas, de pasión de risas... Un número teatral en el que una mujer en camisón destroza una puerta con un hacha mientras una niña, vestida de comunión, cruza en travelling el escenario cantando en playback "Ne me quitte pas". Una emocionante llamada telefónica a tres bandas a la madre de una pobre secuestrada y una emocionante escena familiar: tío, madre e hija caminando juntos bajo el arco que describe el agua de una manguera, al tiempo en que la madre pide al regador que la moje entera, para aliviarla del calor. El efecto purificador del agua. Una delirante visita a una dentista o a una farmacia, una lágrima furtiva que se escapa de unas gafas de sol... Y dos historias de amor tiernas, obsesivas, enfermizas.. .Preciosas. Amor de verdad. Surgido en las más extrañas circunstancias, pero de verdad.
Y entre tanto, Almodóvar retrata un sinfín de personajes heridos por el desamor o tormentos pasados. Personajes ingenuos y llenos de luz, de vida. Personajes sinceros, deslenguados, con unas ganas de vivir enormes. Personajes entregados al arte, al amor, a la pasión, al deseo...A la vida. Almodóvar retrata a personas. Nos retrata a todos. Con sinceridad, desde el corazón. Y consigue emocionarnos, arrancarnos lágrimas de felicidad, de duelo. Despoja de sordidez y de prejuicios la violencia, la sumisión en el amor, la locura, la marginación, la transexualidad, la homosexualidad, el mundo de la droga. Y ello lo convierte en un cineasta necesario para que el mundo abra su mente, su corazón. Convierte lo que genera rechazo en cabezas cerradas y puritanas en algo no solo digno, sino sofisticado, no apto para cualquier paladar. Gays o heteros, locos o cuerdos, torturados o torturadores, a todos nos une un nexo más potente que cualquier otra condición humana: el amor, la pasión, nuestros sentimientos. En realidad son tres nexos ¿no? Y es imposible no identificarse con sus personajes, no empatizar con sus historias, no emocionarse con sus amores. No sentir ternura, no conmoverse. Cine de emoción pura, sin ningún tipo de pudor, sincera. Crea momentos inolvidables, historias imborrables. Lo dicho, dos absolutas maravillas.
jueves, 26 de marzo de 2009
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